lunes, 14 de noviembre de 2011

Jugamos a la lotería porque su premio no tiene letra pequeña

Los políticos se la juegan el domingo que viene. El resto de los mortales, en cada boleto de la suerte 

Natalia Salbide Silva e Itziar Aseginolaza tienen un observatorio excelente de la realidad de este territorio histórico e incluso del país desde su Administración de Loterías nº 23 de San Sebastián. Por eso pueden explicar esta sociedad a partir de cómo y por qué jugamos a la Lotería de siempre, al Euromillón, a la Primitiva, a las quinielas de fútbol, a las de caballos y a la Bonoloto. 
 
- ¿Diríamos que la gente confía más en el Gordo que se nos caerá encima el 22 de diciembre que en las damas y caballeros que saldrán electos el 20N?  
- No lo dudes. Y por supuesto, confía más en que le saque de aprietos el fantástico bote del Euromillón a que lo haga el Banco Central Europeo.
 
- El Euromillón es la lotería continental ¿no? 
- Con sorteo viernes y martes en París. El bote del día 15 es solo de quince millones de euros pero el 4 de octubre, por ejemplo, se alcanzaron los 100. Pueden ser tuyos a cambio de 2 euros.
 
- Pero es pura cuestión de azar. ¿Tan bajos estamos de moral y ánimo que se lo confiamos todo a la esquiva y frívola Fortuna?
 - Estamos muy tocados, sí. Jugamos con ilusión pero sin alegría. Con ilusión cargada de necesidad. Jugamos porque necesitamos que nos toque. Y contamos, hablando ya de la lotería de Navidad, los décimos que vamos a llevarnos. Antes comprabas los que habías calculado y ese otro que te entraba por el ojo. O uno más por si acaso te quedabas corto con los amigos. Ahora, los justos. Y a veces, a medias con los compañeros. Aún así y todo, te lo repetimos: la gente se fía más de La Primitiva que de las promesas electorales. Y por supuesto, más que de los bancos. La lotería siempre es más... legal. Va más por derecho. Resumiendo: no tiene suelo ni letra pequeña.
 
- Empiezo a captarlo.
- Todos sabemos lo que pasa cuando firmamos un crédito (aparte de que ya no nos los conceden) o un seguro (piensa en la gente que ha sufrido las riadas y ahora le dicen lo que le dicen). Hemos sufrido las distintas modalidades de hipoteca: las que tenían cuotas variables y las que no. Tantas sorpresas que te dejaban con el alma en vilo y el bolsillo roto. Por el contrario, ganes lo que ganes en un juego de azar, es tuyo. Todo tuyo. Desde el primer momento sabes cuánto va a ser. Lo pone en el cupón, boleto o décimo. Todo tuyo. Sin tasas. Sin impuestos. Sin descuentos. Sin importar ni el precio del dinero ni el Dow Jones. Hoy hay más azar en tu fábrica que en el décimo que llevas en la cartera.
 
- El domingo la Real juega con el Espanyol, ¿un 1 X2 más fácil que el resultado del otro 20N?
- Rellenas la casilla y sabes que hay un 50% de posibilidades de acierto y otro 50% de fallar. Lo de las urnas... relativo. Como las pensiones. Hoy un obrero de 40 años ya no confía en poder jubilarse. Por eso un juego de azar acaba pareciéndole más seguro (y optimista) que un fondo de pensiones o una negociación entre sindicatos, Gobierno y la CEOE. 
 

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